jueves, 21 de febrero de 2013

La educación infantil

La educación infantil  

La especificidad de la infancia como etapa de la vida del ser humano ha puesto de manifiesto la necesidad de estudiarla. Así, se ha establecido al niño en su primera infancia como un persona con una serie de capacidades encaminadas al desarrollo y, por lo tanto, con un altísimo valor desde el punto de vista de la psicopedagogía. Si bien es esencial entender este desarrollo como un proceso constructivo en el que el papel del niño es activo no se puede olvidar que la estimulación física y social de adultos e iguales va a promover este desarrollo.
Al nacer, la cría humana se encuentra más desvalida y menos desarrollada que en el resto de los mamíferos. La herencia y el calendario evolutivo de nuestra especie es el punto de partida que posibilita el desarrollo humano. Así, el bebé nace dotado de reflejos innatos7 que el tiempo y sobre todo la estimulación e interacciones con los demás va a convertir poco a poco en movimientos voluntarios. Muchas serán las capacidades que se desarrollarán a lo largo de estos primeros años y algunas serán esenciales como el lenguaje y la capacidad de simbolización.8 Éstas comenzarán a aparecer cuando el niño vive exclusivamente en familia y continuarán afianzándose o ampliándose a lo largo de la primera escolaridad del niño.
Por ello la estimulación que puedan dar los padres, los iguales y los educadores en estas edades va a mediatizar el correcto asentamiento de las capacidades. Numerosos estudios demuestran que las experiencias de los primeros cinco años de vida son las que marcan el desarrollo cognitivo e intelectual a lo largo de la vida.
A partir de ello psicólogos y educadores han caracterizado al niño como persona que constituye una unidad integrada en todas sus facetas.9 Pero más allá de ello se le considera como un ser único y diferente de los demás, que a lo largo de su infancia va a estar en desarrollo continuo, con capacidad para intervenir en su entorno físico y social y por lo tanto para construir. Su dimensión sexual también es contemplada.
En lo que respecta a los dos ciclos de Educación Infantil las características principales del alumnado son:
  • Primer ciclo. El niño comienza a adquirir una importante autonomía motora sobre todo al finalizar el ciclo. Domina las reglas de comunicación verbal pues ha desarrollado su capacidad simbólica. El lenguaje permite que las relaciones con los demás niños y adultos se amplíen sustancialmente. Los hábitos adquiridos en casa y en el centro se van afianzando.
  • Segundo ciclo. El niño ya es sumamente autónomo y se adapta sin problema al grupo. El lenguaje se ha consolidado y gracias a él puede regular su conducta y descentrarse de lo inmediato. Las relaciones con los demás han posibilitado que la imagen que tiene de sí mismo y la autoestima se desarrollen. Por ello despegue del niño suele producirse ya en torno a los tres años de edad, con el frecuente ingreso en este ciclo. Así, se producen avances en la mayor parte de aspectos mentales del niño (lenguaje sobre todo, pero también expresión, autonomía general, psicomotricidad, imagen corporal, aptitudes relacionales…) que comenzarán a afianzarse con el trato igualitario con los compañeros de clase y una intervención pedagógica adecuada. Por lo tanto, la función principal del centro de Educación Infantil será la de estimular este desarrollo del niño en todas sus potencialidades, tanto las capacidades, como la moral autónoma y los hábitos.
El juego es una actividad esencial para los distintos tipos de desarrollo humano y se le considera como una función adaptativa en la persona. Para Jerome Bruner el juego aparece ligado a las primeras etapas de desarrollo y permite resistir la frustración de no ser capaz de obtener un resultado que es importante cuando se aprende. Es una actividad con un fin en sí misma que va a ayudar a la preparación para toda actividad posterior.
Por lo tanto, en la etapa de Educación Infantil, se considera al juego como un motor de desarrollo que posibilitará al niño adaptarse a las distintas realidades en las que vive: social, moral, física... Será el juego simbólico17 o dramático (protagonizando papeles sociales sobre sí mismo) el modelo de juego esencial a lo largo de esta etapa educativa.
Rincones de juego simbólico en el aula son los que representan actividades propias y motivadoras del adulto en la vida diaria y que casi de manera espontánea consiguen el interés del niño. La casita, la tienda o la cocinita son ejemplo de ellos si están educativamente planificados dentro del aula. Autoras como Ibáñez Sandín ofrecen propuestas originales a este respecto.
La etapa de Educación Infantil trabaja con disposiciones organizativas diferentes a las de otras etapas de enseñanza (quizá solo ésta y educación primaria trabajen de esta manera). Dos de ellas son la organización del aula por rincones de juego y el trabajo por talleres.

Rincones y talleres

  • Los rincones:15 el trabajo por rincones en el aula es una forma de organización que permite en el alumnado el desarrollo de hábitos elementales de trabajo, el establecimiento y cumplimiento de normas y —ante todo— el desarrollo de su autonomía. Esta metodología se basa en los modelos o paradigmas ecológicos de autores como Doyle o Bronfenbernner. Para ello el aula se divide en varios espacios de trabajo preorganizados por el maestro y que previa elaboración de normas de uso los propios niños administran. Ejemplos de rincones comunes en esta etapa pueden ser: la cocinita, la tienda, las construcciones, la biblioteca de clase, la asamblea, lógica-matemática, observación, rincón del inventor... y cualesquiera que puedan adaptarse a las necesidades e intereses del alumnado.
  • Los talleres:16 es otra forma de organización en la que prima el trabajo colectivo y dinamizado por adultos o niños mayores. Periódicamente se dedican tiempos en el aula para la realización de talleres en el que se van a poner en práctica diversas técnicas con la ayuda del profesorado, familias, especialistas o alumnado de mayor edad. La colaboración, entonces, es esencial en este tipo de organización. Los talleres podrán ser: nivelares (alumnado de la misma edad) o internivelares (mezclando diferentes edades en cada grupo) y fijos o rotativos en el tiempo. Ejemplos de talleres típicos en la programación pueden ser: taller de cocina, de música, de construcción con material reciclado, de decoración...
Las relaciones entre la familia del niño y el profesorado de Educación Infantil son esenciales a lo largo de toda esta etapa. Por ello, la legislación prevé como esencial la programación y planificación de este tipo de relaciones. Desde los planteamientos pedagógicos de esta etapa educativa se propone avanzar hacia una educación compartida o conjunta entre el profesorado y la familia del alumno.19 Ambas instituciones, escuela y familia, no deben ser agentes estancos e incomunicados que solo interactúan en ocasiones muy especiales (periodo de adaptación, reuniones, fiestas, entrega de boletines...) Por ello el centro escolar debe potenciar la participación activa de la familia en la educación escolar del niño, haciéndole sentir responsable a través de los diferentes medios pedagógicos que se programen a nivel de centro. Pero no solo dentro del centro, la educación en casa debe ser consensuada entre ambos, ofreciendo el profesorado pautas científicas y utilizando a la familia como principal medio de información sobre cómo se está produciendo el desarrollo del niño fuera del centro.
Algunos de los medios de participación más comunes son: las AMPAS (Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos), las Escuela de padres y madres, las reuniones (tanto formales como no formales) o la participación en diferentes actividades escolares como pueden ser los talleres o día del alumno (protagonista de la semana).

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